De bueyes y mulas: Justicia y Caridad

En castellano se utiliza el giro “perderse en la anécdota”,  para expresar el hecho de fijar la atención en lo insignificante, perdiendo la referencia de lo esencial. Básicamente, esto es lo que me vino a la mente al escuchar y leer ciertos titulares de algunos medios de comunicación, que recientemente  daban cuenta de la publicación del libro de Benedicto XVI sobre la infancia de Jesús: “El Papa desmonta el Belén”… En el colmo de la frivolidad pudimos ver una viñeta del buey y la mula en el portal de Belén, bajo el letrero: “Stop Desahucios”… A uno le entra la duda, en estos casos, de si reír o llorar; pero claramente es preferible optar por lo primero, entre otras cosas porque contra el defecto de la superficialidad, siempre cabe la virtud de reconducir lo anecdótico hacia el encuentro con la realidad.

Aunque muchos lo desconozcan —¡y esa ignorancia hace más significativo y elocuente, si cabe, el empleo del buey y la mula en los belenes de nuestros hogares!—, la presencia de estas figurillas tradicionales va mucho más allá de lo banal, hasta adentrarse en el drama que se encierra en la Navidad: «Vino a su casa y los suyos no le recibieron» (Jn 1, 11). En efecto, el libro del profeta Isaías arranca con el siguiente reproche: «Hijos he criado y educado, y ellos se han rebelado contra mí. El buey conoce a su amo, y el asno el pesebre de su dueño; pero Israel no me conoce, mi pueblo no comprende» (Is 1, 2-3). La tradición cristiana se inspiró en este texto para representar junto al pesebre de Jesús las figuras del buey y del asno; que lejos de ser un mero adorno, suponen una denuncia profética hacia la insensibilidad de cuantos nos resistimos a reconocer la presencia de Dios en medio de los signos humildes del portal de Belén…

Decía Erich que el ser humano es el animal que puede decir ‘yo’ y puede abrirse a un ‘tú’. No es baladí que los rostros del buey y de la mula, representados en el portal de Belén, hayan sido caracterizados con rasgos ‘humanizados’, y que su presencia tenga la finalidad de ‘dar calor’ al Niño envuelto en pañales. He aquí, resumidos, los dos interrogantes básicos del hombre y de la mujer de todos los tiempos y culturas; la pregunta por nuestra identidad y la pregunta por nuestra vocación: ¿quiénes somos? y ¿cuál es la finalidad de nuestra vida? Independientemente de nuestro estado de vida, e incluso de nuestro credo, nuestra vocación no es otra que la de poner nuestra libertad al servicio de la Verdad y de la Caridad.

En este marco teológico y antropológico, CÁRITAS de Gipuzkoa se dispone a redoblar sus esfuerzos para salir al paso de la situación acuciante en la que se encuentran muchos afectados por la crisis económica. Solicitamos una participación comprometida en esta campaña, traducida tanto en el refuerzo del voluntariado de CÁRITAS como en la contribución económica.

En el contexto de la fiesta de nuestro Patrono San Ignacio, y desde su Basílica de Loyola, este verano pasado lancé la siguiente llamada: “Os dirijo una invitación especial a cuantos os sentís interpelados por esta situación, a desprendernos de una paga extraordinaria en favor de los más afectados por la crisis. Algunos no podrán asumir un esfuerzo tan grande, pero tal vez podrían sumarse a la campaña de CÁRITAS para donar un día al mes del sueldo. Otros quizás puedan hacer un donativo puntual. Por aquello que dice el refrán: ‘no es lo mismo predicar que dar trigo’, en los días precedentes he dirigido esta misma invitación que hoy extiendo a todos, a los sacerdotes de nuestra Diócesis, así como a los colaboradores y trabajadores ligados a la tarea pastoral de la Iglesia. Su sueldo es muy modesto, está muy por debajo del salario medio en nuestra sociedad. Sin embargo, estoy seguro de que participarán —de hecho, lo están haciendo ya muchos de ellos— en esta iniciativa de CÁRITAS. A la vuelta del verano organizaremos una rueda de prensa en la que presentaremos con detalle esta iniciativa. Como suele decirse, le pondremos la ‘letra pequeña’.”

Pues bien, ha llegado el momento de ponerle la letra pequeña a este ‘plan de choque’ que se extenderá a lo largo de todo el año 2013, y que se concreta en los siguientes cinco puntos:

1.- Ayuda a las madres gestantes y a la educación de los hijos.

2.- Acceso a la vivienda (préstamos e hipotecas).

3.- Formación para el acceso al mundo laboral.

4.- Asistencia sanitaria en los servicios excluidos del Sistema Público de Salud.

5.- Necesidades diversas con carácter general.

 

            Concluyo con las siguientes líneas extraídas del referido libro del Papa: «Para el Salvador del mundo, para aquel en vista del cual todo fue creado (cf. Col 1, 16), no hay sitio. “Las zorras tienen madriguera y los pájaros nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza” (Mt 8, 20). El que fue crucificado fuera de las puertas de la ciudad (cf. Hb 13, 12) nació también fuera de sus murallas. (…) Así pues, el ser cristiano implica salir del ámbito de lo que todos piensan y quieren, de los criterios dominantes, para entrar en la luz de la verdad sobre nuestro ser y, con esta luz, llegar a la vía justa» (La Infancia de Jesús, págs. 73-74).